Retomo las palabras del flamante Presidente del Colegio de Periodista Profesionales de Chile, Marcelo Castillo, «el Colegio quiere ser un protagonista en la defensa de los derechos laborales y profesionales de los periodistas, así como un exigente promotor de la ética periodística, y que todo ello pasa por una gestión coordinada con los consejos regionales a lo largo del país».
Esa es una verdadera razón de ser de los gremios periodísticos, aquellos que creen y defiende la verdadera libertad de expresión, porque muchos de nuestros colegas callan y omiten tal protagonismo, así como la invisibilidad de la marcha realizada el primero de septiembre por la Unión Nacional de Periodistas Núcleo del Guayas, donde colegas convencidos alzaron su voz de protesta para que la profesionalización sea un derecho y no una utopía.
Ante ello citaré al ilustre Juan Montalvo Fiallos, «señor, dame (un) corazón para perdonar a mis enemigos y concédeme la gracia de verlos ahorcados un día», especialmente, a todos esos asambleístas que traicionen nuestro derecho y profesión. «Los tontos quieren que todos lo sean; los desalumbrados se incomodan de que otros sepan algo, y se arrojan a zaherir a quienes hablan por boca de la moral y la filosofía…»
Como docente universitario es mi obligación moral defender los anhelos de mis estudiantes y no coarta su derecho al trabajo digno. Entender esta filosofía de vida para muchos es una utopía, pero los culpables son aquellos que no quieren entender que el periodismo es una ciencia y se basa en dos principios éticos, el primero, la responsabilidad social y el segundo la veracidad informativa. Sin esos dos principios es imposible la existencia del Periodismo.
Creo que toda libertad debe ser regulada por la convivencia pacífica y los periodistas o los dueños de los medios de comunicación no son ajenos a este principio jurídico, de lo contrario seguiremos en el libertinaje que desde hace rato se practica en el país. Los periodistas profesionales somos los vilipendiados por el simple hecho de reclamar nuestros derechos como cualquier ciudadano, pero tenemos que ser castigados por cometer el error de estudiar una profesión carente de plazas de trabajo.
Porque tenemos que pagar un error académico sin que los responsables como el Estado, Consejo Nacional de Educación Superior y Universidades ofertaron esta carrera universitaria que no contaba con su espacio laboral en la sociedad. Desde 1975 está vigente nuestra Ley desvinculada del marco jurídico del país y ahora que se está discutiendo el nuevo proyecto de Ley de Comunicación volvemos a la lucha, porque se pretende derogarla sin que se reconozca nuestra profesión en el nuevo articulado.
Entonces los Colegios de Periodistas deberían iniciar con sus miembros la discusión de demandar al Estado por fraude, ya que ofertaron una carrera cuya malla curricular no requería del conocimiento científico. Los cinco o seis años de estudio universitarios se considera una pérdida de tiempo, una inversión sin rentabilidad, entendiéndose rentabilidad al sustento diario y digno de un profesional académico. De ahí mi pregunta ¿Dónde están los Colegios de Periodistas?
Lcdo. Jose Chica Pincay
Reg. Prof. #1823 CPG